CAPITULO: 18
Pov Rosalie
A
pesar de que Bella nunca fue de mi agrado y
de que había muchas cosas de las que había hecho que me parecían muy
feas, en estos momentos sentía que lo único que me podía importar era
encontrarla, salvarla, ayudar a mis sobrinos y a mi hermano. Antes de traerla a
Forks cuando la saqué de ese sótano le juré que no dejaría que eso volviera a
pasar y no había podido cumplir mi promesa, ella había estado un mes en manos
del desgraciado más horripilante que había podido conocer desde que era
trabajadora social. En estos momentos lo único que veía mis ojos era la
carretera, los carteles que me indicaban cuanto me quedaba para llegar a
Seattle, lo que me quedaba para encontrar la calle y finalmente encontré el
número de la casa. Un escalofrió recorrió mi espalda al darme cuenta de que la
policía no había llegado todavía, pero tenía muy claro que no había tiempo que
perder, me daba igual si habían llegado o no, yo tenía que entrar, asegurarme
de que Bella estaba bien. Subí temblorosa las escaleras del porche y aunque no
quise que me vieran, una mujer un poco mayor que yo me abrió la puerta.
-¿Vienes
a buscar a Isabella? – me preguntó con el ceño fruncido.
-¿Quién
eres? – pregunté con duda.
-La
señora de la limpieza, vienes a por Bella… - dijo mirándome y pude ver en su rostro algo de esperanza.
-¿Está
James? – pregunté todavía sin confiar en la mujer.
-No,
salió con unos amigos un momento y no tarda en llegar. Tiene que sacarla de
aquí, la señorita Isabella se encuentra en horribles condiciones – dijo dando
un paso para que entrara en la casa. Yo seguía desconfiando de ella, pero
necesitaba ver a Bella. Entré y la mujer cerró la puerta tras ella y me guió
hasta una habitación. Abrió la puerta y la imagen que vi me impactó igual o más
que la que vi en el sótano hace ahora casi un año. Bella estaba recostada en la
cama, sus pies atados con alambres parecidos a los que tenía en Phoenix y
también atada de manos, estaba muy pálida y era evidente que mucho más delgada
de la última vez. Sus ojos estaban cerrados, me asusté y me acerqué corriendo a
ella.
-Bella,
Bella – le llamé agitándola para que abriera los ojos – Bella – volví a
intentarlo pero no despertaba - ¡Bella! – le grité agitándola un poco más
fuerte, ella parpadeó un poco - Bella,
soy Rose abre los ojos – dije y ella me miró confusa y pude ver que intentaba
enfocar bien su vista
-Rose…
- susurró.
-Bells
hay que darse prisa, tengo que sacarte de aquí, ahora viene la policía y los
chicos – dije comenzando a desatar los agarres. Me costó mucho pero finalmente
lo conseguí y con todas mis fuerzas la ayudé a ponerse de pie.
-No
puedo… - me susurró, apenas pude escucharla.
-Bella
tienes que intentarlo, tengo que sacarte de aquí, James no tardara en llegar,
tenemos que irnos – dije intentando llevarla pero no tenía fuerzas y ella no
podía mantenerse en pie.
-
¿Qué crees que haces con mi mujer? – escuché la voz de James a mi espalda. Me
giré y vi cómo tenía a la mujer que me había abierto la puerta agarrada del
cuello, apretando fuerte y un arma apuntando en la cabeza, la mujer lloraba desesperada,
pero en cambio el parecía estar disfrutando del momento – Así acaban todos los
que se meten en mi camino - Por un momento sonrió y después le disparó, di un
pequeño bote del impacto al verla caer muerta y su sangre por las paredes – Vas
a acabar como ella – dijo señalando a la señora.
-Matándome
no ganas nada, la policía esta apunto de venir, solo vas a conseguir que te
metan preso por más delitos – dije con miedo, yo iba retrocediendo con Bella en
mis brazos, pero llegó un momento donde me topé con la pared y Bella se me cayo al suelo.
-Sabes,
voy a disfrutar de ti antes de matarte, eres muy bonita como para
desperdiciarte – dijo acercándose demasiado para mi gusto - ¿Qué te parece mi
idea? – dijo rozando su lengua por mi cuello y me sentí asqueada, sucia.
-No
me toques – dije alejándolo de mi de un empujón – Eres un desgraciado y
miserable, un infeliz… necesitas maltratar, abusar o humillar a alguien para
ser feliz. Bella te quería, confiaba en ti y mira lo que le hiciste, vivió el
peor infierno por tu culpa, su vida se convirtió en un infierno desde que tu
llegaste a su vida.
-Antes
no vivía mejor, vendiendo su cuerpo – dijo con repugnancia.
-Pero
al menos lo hacía para mantener a su hija y porque ella lo quería, tú le has
obligado a hacer lo mismo pero peor, porque le obligabas, humillabas y
maltratabas. Tú no le has ofrecido mejor vida que la que tenía antes de
conocerte, la que tenía antes de marcharse o ni siquiera la que le hemos dado
nosotros este tiempo.
-Yo
la quería, me enamoré de ella, pero simplemente me cansé, me cansé de ser
bueno, me divertía más cuando la forzaba que cuando lo hacía por voluntad
propia – me dijo con una sonrisa – ahora deja de hablar, que habrá que
aprovechar el tiempo que te queda con vida – dijo acercándose para
desabrocharme la falta pero le volví a empujar – Eres rebelde, deja de ser tan
dura, si en el fondo vas a disfrutar como lo ha hecho Bella – dijo señalando a
mi cuñada que estaba tirada en el suelo y no sé si consciente. En ese momento
se escucharon las sirenas de la policía y cómo la puerta de la entrada se venía
abajo, él se acercó a mí corriendo y me cogió del cuello apuntándome en la
barriga – Ni una palabra – me aconsejó. En ese momento vi a mi hermano Jasper
abrir la puerta y abrir los ojos de la impresión.
-Aquí
– dijo pero no se escuchó muy alto. Vi a Emmett, Edward y papá asomándose a la
puerta corriendo.
-Emmett…
- murmuré mirando a mi marido con lágrimas en los ojos.
-Suéltala,
estas acorralado, no tienes escapatoria – murmuró mi marido mirándome en todo
momento.
-Tú
lo has dicho no tengo escapatoria, qué más da si la mato, si voy a acabar preso
igualmente – dijo apretando mas la pistola en mi vientre.
-Suelta
a mi hija y a Bella, es mejor que te metan por un crimen que no por tres… - le
dijo mi padre mirándome, yo lloraba desconsoladamente, el miedo estaba
comenzando apoderarse de mí.
-Mi
padre tiene razón, suéltala – le dijo Jasper.
-¿Sabes?
– comenzó diciendo James mirando a mi hermano Edward – Bella siempre te quiso,
cuando la conocí me hablaba mucho del padre de Renesmee y que tal vez jamás
perdonarías que no te dijera que tenían una hija. Y cuando se quedó embarazada
de Tony quise compartir con ella cada momento de su embarazo, el tiempo que tú
no lo hiciste cuando estuvo embarazada de Renesmee, la saqué del asqueroso
mundo donde vivía y le pagué los estudios que tanto deseaba, pero jamás
olvidaré como el día del parto en cada momento y cada esfuerzo te llamaba a ti,
cogiendo mi mano fuerte pronunciando tu nombre, deseando que fueras tú el que
estuviera en ese lugar. Me enfurecí, la odié a ella por no amarme, odié a la
niña por ser tu hija. Así he llegado a esta situación, tal vez acabe preso o
muera esta noche, pero la rubia muere conmigo - Entonces todo pasó muy rápido y
tan solo me di cuenta de que sucedía cuando sentí el arma de James dispararse y
la bala impactar en mi estómago, me caí de rodillas al suelo, y aunque lo único
que sentía en ese momento era el dolor y la sangre salir por mi boca y mi
estómago, pude escuchar un montón de armas dispararse y a James caer a mi lado.
-¡Rose!
– escuché la voz de mi marido y le sonreí.
-¡Bella!
– Ese sin duda fue mi hermano y me alegraba de que se hubiera ido con ella.
-Rose,
cariño, estoy aquí, estoy contigo tranquila – me decía dándome besos –
tranquila.
-Te
amo… - susurre viendo a mi marido a los ojos y sintiendo mis lagrimas y las
suyas.
-Hija,
intenta mantenerte despierta – me dijo mi padre pero era demasiado tarde, mis
ojos se cerraban y no había forma de parar las ganas de dormir.
Pov Carlisle
Cuando
llegamos a la sala de urgencias de inmediato salió uno de los médicos a
recibirnos, le dije todos los datos necesarios tan de prisa como pude pues él
era el que tendría la vida de mi hija en sus manos a partir de ese momento. La
llevaron a un cubículo de shock y cambiaron el suero por otro luego de pasarla
a la camilla.
En
el poco tiempo que tardé en poner al médico al corriente y las enfermeras en
colocarle los cables del monitor, vi lo rápido que se estaba deteriorando, en
ese momento ordenaron paquetes de sangre y algunos otros medicamentos. Yo sólo
vi a mi hija pálida e inconsciente, tendida en la camilla como si no tuviera
vida.
De
repente las alarmas comenzaron a sonar indicando que su corazón latía demasiado
rápido pero era incapaz de mantener una presión sanguínea adecuada, eso era
porque a Rose no le quedaba mucha sangre en el cuerpo.
-
Soy el cirujano ¿qué pasó? –preguntó un colega al que pedí le llamaran mientras
íbamos de camino, sabiendo que lo único que podría salvarla sería una cirugía
de emergencia.
-
Es mi hija, le dispararon. –hablé de prisa y vi sus ojos desorbitarse por la
sorpresa durante un segundo mientras recuperaba la compostura. – Creo que fue
en el bazo, ha perdido demasiada sangre. –terminé de decirle pero sin quitarle
los ojos de encima a Rosalie, temiendo que esos pudieran ser sus últimos
momentos de vida.
-
Está en shock. –le anunció el médico que la recibió ahí y luego ya no pude
seguir escuchando más pues los gritos de Emmett se hicieron presentes.
Él
abrió la puerta y se acercó corriendo, pero yo me interpuse en medio, ese no
era lugar para la familia, ni siquiera yo debería estar ahí… pero no podía
irme, necesitaba presenciar cada hecho para poder creerlo, sin embargo, el
dolor de verla al borde de la muerte… se lo evitaría a todos los demás.
-
No puedes estar aquí. –le dije muy firme a Emmett.
-
¡Es mi esposa! –gritó desesperado, dispuesto a hacerme a un lado por la fuerza
si era necesario.
-
Y la están atendiendo. Yo no me acerco para no estorbar, pero me quedo por si
necesitan algo. Tú ve afuera. –le ordené sonando tan firme como pude.
-
¡No me voy a ir! –replicó alzando la cabeza para ver cómo los médicos
trabajaban en Rosalie, yo seguí escuchando las alarmas sonar y desee fijarme,
pero primero tenía que sacar a Emmett de ahí.
-
Espera afuera. –volví a ordenarle, en vano. – Emmett, no importa que seas mi
yerno o que seas policía, te sales ahora o llamo a seguridad y te van a llevar
por la fuerza. –le advertí y él me miró como si lo hubiera apuñalado por la
espalda.
-
Más te vale que no la dejes morir. –escupió las palabras como veneno, llenas de
odio y miedo, y después de darle una última mirada a su esposa, se fue.
-
Vamos a llevarla ahora a cirugía. Que allá lleven los paquetes de sangre. –dijo
el cirujano alejándose un poco de Rose, las enfermeras comenzaron a quitarle
cables.
-
¿Si crees que sea el bazo? –pregunté.
-
Lo más seguro, está perdiendo demasiada sangre. –me dijo él. – Voy a hacer todo
por salvarla, Carlisle, ve con tu familia. –me pidió con el semblante
endurecido.
-
No. Yo voy a la cirugía. –le aclaré como si fuera lo más obvio del mundo.
-
No importa que seas médico. Respeta a tu hija, ese no es lugar para ti. –me vio
a los ojos y yo dudé, él tenía razón, pero yo no podía separarme de ella. –
Despídete, la cirugía va a tardar. –volvió a ordenarme.
-
De acuerdo. –accedí contra mi voluntad y me acerqué para besarla en la frente.
– vas a estar bien. –le murmuré. – Te estaremos esperando. –al final me separé
y no pude hacer nada más que ver cómo se la llevaban sin saber si volvería a
verla o no.
Pov Jasper
-Emmett
así no consigues nada, te puedes calmar por favor – le dije a mi cuñado que se
paseaba de una pared a otra de la sala de espera y cuando llegaba a la pared
pegaba un puñetazo a la pared.
-¡Tu
padre me ha echado! – me gritó.
-Pues
vengo a hacerte compañía – dijo mi padre, y pasó muy rápido, Emmett se acercó a
él corriendo y le cogió de la camisa y casi lo subió por los aires.
-¿Haces
aquí?, ¿Por qué no estás con Rosalie? – le preguntó subiéndolo agarrándolo más
fuerte – ¡Me has dicho que ibas a estar con ella, que no la ibas a dejar sola!
– le gritó, me acerqué rápidamente para cogerlo y que soltara a mi padre, con
mucho esfuerzo los separé viendo como se miraban fijamente los dos.
-Me
han echado como yo lo he hecho contigo, ese no es sitio para que estemos la
familia – dijo mirándolo serio y dolido.
-Si
algo le pasa te culparé a ti por no dejarme estar con ella y por no estarlo tú
– dijo soltándolo de golpe haciendo que callera al suelo.
-¿Sabes
algo de Bella?, Edward entró con ella pero no han salido – dije intentando
calmar un poco la cosa.
-No,
voy a preguntar – dijo empezando a caminar.
-Mejor
quédate porque no vas a hacer nada allí – le dijo con odio Emmett. Mi padre lo ignoró
y entró para buscar a mi cuñada.
-¡¡Jasper,
Emmett!! – escuché el grito de Alice y me lamenté de que ella y mamá estuvieran
aquí.
-¿Y
los niños? – pregunté antes de hablar.
-Se
quedaron con los amigos de Bella, aunque nos pidieron que los llamáramos cuando
sepamos algo de Bella – dijo.
-¿Y
Edward?, ¿Y tu padre?, ¿Y Rose?, ¿Dónde están? – preguntó mi madre ansiosa y un
poco desesperada.
-Edward
esta con Bella, papá ha ido a preguntar cómo esta Bella y Rose…
-Rose
esta en quirófano al bordo de la muerte – hablo Emmett antes que yo y escuché
el pequeño grito de miedo de mi madre y mi mujer.
-¿Qué?
– dijo mi madre más histérica de lo que había venido - ¿Qué le paso? – preguntó
mirándome a mí y después a Emmett.
-El
marido de Bella le disparó – le contesté al ver a Emmett incapaz de hacerlo.
-¡Dios!
– susurró Alice y pidiéndome disculpas con la mirada se acercó a su hermano
abrazándolo fuerte y comenzó a susurrarle cosas al oído pero no pude escuchar
de que se trataba. Yo me acerqué a mi madre y la envolví entre mis brazos para
consolarla.
Edward
POV
Entré
al lado de la camilla junto con Bella, en el camino al hospital los paramédicos
le pusieron algo de suero para iniciar a rehidratarla, pero eso no resolvía su
condición. De seguro estaba desnutrida luego de que ese maldito la tuviera
muerta de hambre por tanto tiempo, debía tener una anemia seria porque perdió
mucha sangre y no tuvo oportunidad de tomar medicamento o consumir alimentos
sanos, además no sabía si tenía otra cosa aparte de los golpes que eran
visibles. Verla así fue lo peor que había vivido hasta ese momento, no podía
soportar la idea de perderla.
La
pasaron a otra camilla, en un cubículo en la sala de urgencias, Rose ya debería
estar siendo atendida, también estaba muy preocupada por ella, pero mi padre la
había acompañado, así que él se aseguraría de que estuviera a salvo. Yo me iba
a quedar con Bella a toda costa. Cuando llegó el médico de urgencias le dije
los datos más importantes del caso de Bella y coincidió conmigo, el suero era
lo primero para que recuperara los líquidos que le hacían falta, ordenó
análisis de sangre para buscar alguna infección y ver el grado de anemia que
tenía.
Me
quedé a su lado y le tomé la mano mientras llegaban a tomarle la muestra, se
veía indefensa, en paz desee dejarla descansar, pero necesitaba escuchar su voz
y ver sus ojos castaños… la necesitaba conmigo más que nada en el mundo. Sólo
por eso intenté despertarla.
-
Bella. Bella abre los ojos… -murmuré en su oído acariciándole el rostro. Ella
se movió un poco y sus párpados temblaron. – Vamos Bella, estoy aquí. Te amo.
Abre los ojos. –le dije sin pensarlo y esperé unos segundos más hasta que
estuvo despierta.
-
¿Edward? –me dijo confusa y le sonreí.
-
Estás a salvo, Bella. –le repetí lo que ya le había dicho antes en la
ambulancia. –Vas a estar bien.
-
¿Mis niños? –preguntó con los ojos llenos de lágrimas.
-
Están bien, todos están deseando verte, pero ahora hay que hacerte estudios y
estabilizarte antes de que puedas abrazarlos. – Todos desean verte. –le sonreí
y le besé la frente.
-
¿Dónde está Rosalie? –preguntó y yo no sabía qué tanto vio ella.
-
La están atendiendo ahora. Tú no te preocupes.
–sonreí y me acerqué para besarle los labios, sólo eso deseaba, sin
embargo, al estar apenas a unos centímetros escuché la cortina abrirse y me
separé lentamente. Era la persona que le tomaría la muestra de sangre. – sólo
será un piquete pequeño. –le aseguré y Bella hizo una mueca de disgusto.
-
¿Es necesario? –preguntó.
-
Sí. Es totalmente necesario.
-
Está bien. –suspiró y cerró los ojos, apretándome fuerte la mano que le
sostenía.
Yo
sólo me quedé mirándola, incapaz de saber si la interrupción fue buena o no,
porque ese no era el mejor momento para confesarle todo lo que sentía por ella,
pero al mismo tiempo no podía contenerme más… ¿qué podría hacer?
Pov Emmett
Mis
pensamientos en estos momentos no eran para nada coherentes, no podía creer
como Rosalie había sido capaz de ir sola a enfrentarse a James, cómo había sido
tan irresponsable sabiendo como era ese tipo, un simple desgraciado que ahora
estaba donde se merecía, muerto, por todo lo que le había hecho a mi hermana y
mis sobrinos y por disparar a mi Rose. Todavía no podía creer como Esme había
dejado que Rose fuera sola sin ponerse por medio, dejándola nada más…
Emmett…
eres tonto… cómo puedo estar echándole la culpa a todos si el responsable era
yo por no llegar antes, por no actuar cuando debía, por dejarme guiar por mis
sentimientos hacia mi mujer y mi hermana, ahora ambas están en el hospital y mi
Rose apunto de morir. Morir… no, eso no podía pasar, ella no nos podía dejar,
tenía que aguantar, por mí, por nuestros hijos, por la familia. No podía
dejarme solo, yo no podía vivir sin ella, no aguantaría sin tenerla a mi lado.
-Emmett,
tranquilo, todo estará bien – escuché la voz de mi hermana y en ese momento me
di cuenta de que me había puesto a llorar.
-¡No
puedo estar tranquilo! Y si le pasa algo a Rose, Alice yo me muero, si algo le
pasa me muero. ¡No lo entiendes! – le grité.
-No
vuelvas a gritarle, estamos todos muy nerviosos, pero ni se te ocurra gritarle
que ella está intentando animarte – dijo Jasper parándose al lado de mi
hermana.
-¡Edward!
– gritó de repente Esme y todos miramos hacia la dirección - ¿Cómo está Bella?
– preguntó acercándose a él.
-Estable,
ahora la llevarán a una habitación y podremos entrar todos, pero ha dicho el
médico que no mucho tiempo, que necesita descansar después de todo lo que ha
vivido y la situación en la que ha estado – dijo, después miró a todos y sus ojos
se quedaron en mí - ¿Algo de Rosalie? – preguntó creo que a su padre pero su
mirada no se apartó de la mía en ningún momento.
-No
me han dejando entrar en el quirófano – contestó su padre como yo había
supuesto.
-Emmett,
Bella no puede verte tan nervioso, no podemos preocuparla – dijo mirándome
seriamente.
-¿Cómo
quieres que me calme? – pregunté alterado.
-No
lo sé, como lo estamos haciendo todos. Te piensas que a los demás no nos
importa mi hermana… estás muy equivocado, todos estamos igual que tú, pero
poniéndonos así no conseguimos nada… - me dijo.
-No
puedo tranquilizarme, solo de pensar que puede mo… - no pude acabar la frase –
de que le puede pasar algo…
-Pero
no le va a pasar, mi hermanas es fuerte y sé que va a salir de esta, tenemos
que ser optimistas, por ella y por Bella, no nos puede ver mal, no ahora – dijo
serio.
-Está
bien – intenté respirar hondo unas cuantas veces y cuando sentí que podría
fingir que estaba tranquilo Carlisle se acercó al mostrador para decirle a la
señora que cuando saliera el doctor preguntando por él, que le dijeran que se
encontraba en otra habitación.
Caminamos
lentamente por el pasillo, todos en silencio. Mi hermana iba de la mano de
Jasper mientras que Carlisle y Esme estaban abrazados, Edward iba delante guiándonos
y yo era el más atrasado. Mi cuñado se paró frente a una de las puertas y abrió
lentamente, fueron entrando todos poco a poco y finalmente entré yo quedándome
en la puerta para que mi hermana no notara mi nerviosismo. Pude darme cuenta de
que ella no había notado nuestra presencia, su mirada estaba fija en la
ventana, desde lejos se podía ver que estaba más pálida de lo normal, sus
ojeras eran evidentes, el pelo todo despeinado, más delgada que la última vez
que la vi y con un suero en cada brazo.
-Bella…
- murmuró Edward acercándose poco a poco.
-Hola
hermanita – dijo Alice acercándose y fue a abrazarla, pero Bella le giró, se
apartó un poco.
-No
me toques… - susurró.
-Bella…
- dijo Alice alejándose sorprendida.
-Por
favor - volvió a decir. Alice se quitó
acercándose nuevamente a Jasper.
-No
te preocupes cariño, es normal que esté así – le susurró Jasper, aunque yo pude
escucharlo.
-Cielo,
¿Cómo estas? – preguntó Esme desde el lugar donde se encontraba.
-¿Mis
hijos?, ¿Cómo están?, ¿Dónde están?, ¿Están bien? – comenzó a preguntar
poniéndose nerviosa.
-Bella,
recuerda que tienes que estar calmada… - le dijo Edward acercándose.
-Están
bien y con muchas ganas de ver a su mamá – le dijo Esme.
-¿Y
Rosalie? – preguntó mirándome esta vez. Yo me quedé callado, no sabía si
decirle la verdad o simplemente mentirle para que estuviera tranquila.
-La
están atendiendo… ya te dije antes – dijo Edward tranquilamente. Escuchamos
cómo alguien picaba la puerta y todos miramos seriamente.
-Carlisle,
¿Puede salir? – preguntó un doctor. Mi suegro miró a Edward que asintió y
después a mí, con la cabeza me indicó que saliera con el, mientras todos se
quedaban con Bella.
-¿Cómo
está mi hija? – se me adelantó Carlisle.
Pov
Rosalie
Cuando
abrí los ojos no me sentí bien y estaba desorientada, tenía frío y me dolía
algo en el estómago. Escuché una voz hablándome pero no la reconocía, conforme
le fui prestando atención a lo que decía y a mi alrededor supe que estaba en un
hospital.
-
Rosalie ¿puedes entenderme? –dijo el hombre y lo miré.
-
Sí. –hablé apenas murmurando, también me dolía la garganta.
-
De acuerdo, está bien. Estás en el hospital, te hirieron y tuvimos que hacerte
cirugía ¿te duele algo?
-
Todo. –contesté sin pensarlo y me llevé una mano de manera instintiva al
abdomen, pero sentí el suero en el brazo
y me detuve.
-
Es normal, ahí tienes la herida. Ahora
vamos a esperar a que despiertes bien de la anestesia antes de llevarte
a tu habitación. Tu familia te espera.
El
médico se marchó y me quedé viendo el techo esperando que los recuerdos
volvieran y lentamente así fue. Pensé en Bella y en James, en lo ingenua que
fui al intentar ir yo sola, pero aún así… quizás apenas hubiera llegado a
tiempo. Me preocupé porque todos de seguro estaban muertos de miedo… y también
por el estado de Bella ¿qué tanto daño le habría hecho James?
Conforme
los minutos pasaron seguí sintiendo frío y dolor, pero la mente se me aclaró
más hasta que la ansiedad fue todo lo que me preocupó, necesitaba levantarme y
hablar con alguien de la familia, ver a Emmett y decirle que todo iba a estar
bien.
-
¿Cómo sigues? –volvió a preguntarme el mismo médico.
-
Estoy bien. Quiero hablar con mi esposo. –le pedí.
-
Está bien. Te vamos a llevar a otra sala de recuperación donde puede entrar una
persona a verte. Ya le avisaron a tu familia que estás despierta pero perdiste
mucha sangre y tuvimos que quitarte el bazo, por eso quiero tenerte observada
un rato más a ver si estás lista para ir a una habitación normal ¿de acuerdo?
-
Sí. –respondí sin que me interesara mucho lo que dijo, sólo deseaba ver a
Emmett.
Muy
pronto llevaron la camilla por un pasillo hasta otra sala, muy parecida a la
anterior, una enfermera se presentó y me colocó cables para otro monitor, yo
esperé ansiosa porque alguien llegara, hasta que al fin lo vi. Emmett entró con
pasos largos y apresurados, por la simple expresión de su rostro pude adivinar
que estaba aún más preocupado de lo que yo pensé ¿sería por Bella, por mí, o
por las dos?
-
Rose. –murmuró tomándome de la mano y de inmediato me besó. Yo le correspondí el gesto pues lo necesitaba
para sentirme segura. – Estás bien. –dijo aún contra mis labios y me besó otro
momento más antes de separarse. - ¿Te duele mucho?
-
Algo. -respondí lo más apegado a la verdad que pude, aunque en realidad me
dolía bastante. - ¿Cómo está Bella? ¿Qué pasó con James?
-
Él está muerto. Ella está sana y salva, pero… se parece más a un zombie que a
una persona. –llevó una mano para acariciarme el cabello y sonrió triste. –
Temí tanto… pensé que iba a perderte… no sé qué haría sin ti. ¿Por qué lo
hiciste? ¿Por qué fuiste a buscarlo tú sola? Debiste haberme esperado. –me
soltó todo de golpe y no me gustó.
-
¿Y dejar que le hiciera más daño a Bella? No Emmett. No podía quedarme sentada
nada más.
-
¡Y tu vida! ¿Tu vida no importa? –me gritó y luego se alejó un poco, presa de
la desesperación.
-
Estoy bien. Ya terminó todo. –le dije intentando calmarlo, sabiendo de sobra lo
que él había pasado… era eso mismo que yo sentía cada vez que su trabajo amenazaba
con robármelo para siempre.
-
Tienes que jurarme que nunca más te vas a poner en peligro. –habló despacio
acercándose otra vez para tomar mi mano.
-
No lo volveré a hacer. –le juré y sonreí, él se acercó y me besó sellando así
nuestro pacto.
-Dime
como esta Bella – le pedí de manera suplicante.
-Ya
te dije, esta desnutrida y tiene anemia severa, eso físicamente, lo que mas nos
preocupa es su estado psicológico, se ha negado a que Alice le tocara y el
único que se a podido acercar a ella a menos de nos metros a sido Edward… -
dijo lamentándose – Vete tu a saber todo lo que le habrá echo ese desgraciado
para que Bella este así – dijo enfadándose.
-Bella,
saldrá de ese agujero, todos la ayudaremos – dije, me dio una pinzada de dolor
y no pude evitar llevar mi mano al abdomen.
-¿Te
duele? – pregunto desesperado.
-Solo
a sido una punzada – dije intentando sonreír.
-Señorito,
tiene que salir, la paciente tiene que descansar… si todo sigue bien mañana la
llevaremos a una habitación normal y todos podrán pasar a verla – dijo un
doctor desde la puerta.
-Te
amo preciosa – dijo besándome lentamente – Mañana nos vemos – dijo y me volvió
a besar antes de irse.